
- 5 mayo, 2018
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- Posted by: lessentia
Actualmente y sigue en aumento, el deseo y consumo de productos naturales, orgánicos o ecológicos está de moda. ¡Esto es fantástico!, en el Reino Unido el 50% de los consumidores de cosmética, prefieren la natural, en Italia, el 33% demandan ingredientes naturales y en Alemania son un 75% de los habitantes quienes le dan un valor diferencial a la cosmética natural. Todos ellos suelen ser consumidores que coinciden en una forma de vida saludable y con una atención responsable y sostenible hacia el entorno.
Si bien, es cierto que existen diferencias en cuanto a lo que es natural, ecológico o orgánico. Esto no es algo que se tenga muy claro y son varias las confusiones a la hora de saber si un producto consta de ingredientes 100% naturales o no.
El que un producto es natural lo determina el hecho de que contiene ingredientes vegetales naturales (aceites esenciales, frutos, flores, raíces, …), minerales (agua, arcilla, sal marina, …) o animales (cera de abejas, …) pero no se establece una normativa en la actualidad en la cual se especifique que porcentaje mínimo de ingredientes naturales ha de contener para considerarse un producto de cosmética natural.
En cuanto a los cosméticos ecológicos o orgánicos, su diferenciación es que son fabricados con materias primas procedentes de cultivos ecológicos certificados (sin abonos, químicos ni pesticidas). Y muy importante es que durante el ciclo de producción se han mantenido procesos respetuosos con el medio ambiente.
Aquí también podemos añadir que existen los cosméticos que además de ecológicos o orgánicos, son veganos, esto quiere decir que ningún componente proviene del animal ni tampoco se han hecho pruebas de alergias en animales.
Nos encontramos actualmente frente a un producto que está tan de moda, que son muchos productores de cosmética, los que se unen a incluir en su producción un porcentaje muy mínimo de ingrediente natural, pero alardean en sus publicidades de que son naturales, provocando una confusión al consumidor que no se plantea que realmente es natural y que no en la composición, sino que la palabra natural ya le hace pensar que es bueno para su piel y su organismo.
Respecto a esto, llegamos a la conclusión de que sería muy conveniente que hubiese una normativa internacional común, en la que se está actualmente trabajando para que el consumidor tenga claro cual es la composición y la definición concreta de los ingredientes que contiene cada producto de cosmética, cuales son naturales y cuales no. Siendo de este modo transparentes y dando al consumidor una visión clara de que es lo que está comprando.